Su visión del arte y trayectoria se definen por su conexión con la psicología humanista, creatividad transcendental y elocuencia creadora, que se nutren de experiencias en República Dominicana, Argentina, México, Alemania y España.
El matiz común de la obra surrealista de este artista es la perspectiva, desde la geometría y armonía de los elementos y el simbolismo encubierto, que se manifiestan en el rechazo a las líneas rectas, colorimetrías complejas, formas orgánicas, una reconciliación de los humanos con su pasado y su conexión con la naturaleza. En su obra utiliza imágenes contemplativas de figuras multi-étnicas de distintas épocas y simbólicas de un pasado engranado en nuestra conciencia social, que arremeten con su imaginación y creatividad.